Suavemente nos levantamos, deslizamos los pies en las mullidas pantuflas, y lentamente nos dirijimos a la cocina y ponemos la pava. Unas tostadas, unos mates, y a la ducha.
Qué placer encontrar nuestras fragancias favoritas para deleitarnos con una ducha energizante,
animadora. Mientras nos mimamos con ese jabón que nos encanta, pensamos en la agenda, en los chicos, la tarea, las compras...
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